miércoles, 2 de septiembre de 2009

Microrrelatos


Por Pedro de Miguel

Microcuento, minicuento, cuento minúsculo, cuento en miniatura, incluso cuentículo... Existen demasiadas denominaciones para dar cuerpo al cuento brevísimo, entre las que parece imponerse la de microrrelato.

Un fenómeno en absoluto nuevo en la literatura, que sin embargo parece ponerse de moda en el último medio siglo, de la mano de insignes cultivadores de la ficción hispanoamericana como Borges, Cortázar, Garcia Marquez Arreola, Denevi y Monterroso. Porque, aunque el microrrelato no es ajeno a todas las literaturas contemporáneas -basta recordar la extraña belleza de los cuentos breves de Kafca o el impagable humor de los de Slawomir Mrozek-, parece haber irrumpido con mayor fuerza al otro lado del Atlántico, donde también se ha intentado dotarlo de base teórica y distinguirlo de especies afines. No faltan en nuestro país brillantes cultivadores del microrrelato, como Luis Mateo Díez, Max Aub o Antonio Pereira, y es raro el escritor que no haya perpretado uno alguna vez.

El microrrelato hunde sus raices como toda literatura, en la tradición oral, en forma de fábulas y apólogos, y va tomando cuerpo en la Edad Media a través de la literatura didáctica, que se sirve de leyendas, adivinanzas y parábolas. Algunos han visto el microrrelato como la versión en prosa del haiku oriental y otros lo han hecho derivar de la literatura lapidaria.

http://www.elmundo.es/elmundolibro/microrrelatos/


Algunos:

. ADOLFO BIOY CASARES (Argentina): “Para un tesoro de sabiduría popular”

Me dice la tucumana: “Si te pica una araña, mátala en el acto. Igual distancia recorrerán la araña desde la picadura y el veneno hacia tu corazón”.

Guirnalda con amores, 1959

JULIO CORTÁZAR (Argentina): “Amor 77”

Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

Un tal Lucas, 1979

DAVID LAGMANOVICH (Argentina): “Equívoco”

Era ciego y caminaba por la calle Florida con un bastón blanco, apoyado en el brazo de una robusta criada, pero no era Borges.

ADOLFO BIOY CASARES (Argentina): “Gran final”

El viejo literato dijo a la muchacha que en el momento de morir él quería tener un último recuerdo de lujuria.

Guirnalda con amores, 1959

RENÉ AVILÉS FABILA (México): “El harén de un tímido”

Como temía decirles que no, opté por conservar a todas las mujeres que he amado.

Cuentos de hadas amorosas, 1998

DAVID LAGMANOVICH (Argentina): “Mensaje a la madre”

No quiero verte como eres, sino como te veía cuando lo eras todo para mí.

Casi el silencio, 2005


LAUTARO SERRANO (Aregentina): "Cancer"

Él golpeaba, su vida y la de los demas.
Un día, su par pidió que no golpee mas, en ese momento la ventana se abrió con un leve empujón de viento, la enfermedad había llegado.



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